ESPAÑOL
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CAJA DE DIVERJUEGO
Leer en voz alta y escuchar
Dejen que su hijo haga sus viajes de exploración: mientras le leen las dos primeras historietas, él
podrá descubrir muchos detalles en los puzzles. En la tercera historieta, su hijo podrá recrear la
acción descrita con las fichas, las figuritas y el escenario del juego.
Historieta 1
Dos conejitos encuentran un nuevo hogar
Material necesario:
puzzle con el motivo de la tienda de animales domésticos
Carlitos y Paula van a ir hoy con mamá a la tienda de animales domésticos. Están la mar de
contentos porque por fin les han dado permiso para elegir una mascota. Pero ¿cuál es la mejor
para ellos dos? A Carlitos le gustaría realmente tener un perro, pero mamá ha dicho que debido
al parvulario, a la escuela y al trabajo pasan muchas horas fuera de casa y además no tendrían
suficiente tiempo para sacarlo a pasear. A Carlitos le da pena, pero quizá encuentren otro ani-
mal en la tienda con el que puedan pasárselo igual de bien que con un perro.
Al entrar en la tienda, la mirada de Carlitos va a parar primero a los grandes terrarios. «¡Mamá,
mira! Una serpiente tan grandota es muy guay, ¿no crees?», exclama Carlitos con emoción.
Mamá se asusta porque le dan un poquito de miedo las serpientes, y dice: «No, Carlitos, aún
eres demasiado pequeño para tener una serpiente. Además no me gustan nada las serpientes».
«Entonces ¿por qué no nos llevamos unas tortuguitas?», propone Carlitos señalando con el
dedo al terrario de arriba del todo. Pero antes de que mamá pueda responder, exclama Paula
desde la otra punta de la tienda:
«¡Carlitos, una tortuga es demasiado lenta y aburrida!».
Paula está donde los conejitos. Un simpático trabajador que acaba de darles un poco de hierba
para comer le deja acariciar con mucho cuidado a los animales. «¡Qué monos que son! ¡Y qué
suavecitos!», dice Paula boquiabierta. Entonces se acercan mamá y Carlitos a la jaula de los
conejos y se quedan enseguida entusiasmados también con esos saltarines tan graciosos. «Pero
mamá, ¿verdad que estos tienen las orejas más pequeñas que las liebres que vimos en la linde
del bosque aquella vez?», pregunta Carlitos. Mamá asiente con la cabeza:
«Los conejos son más pequeños que las liebres y viven todos juntos en grupos».
«¡Así es!», dice el trabajador. «Lo mejor es tener una parejita de conejos. Necesitan un lugar
espacioso y en verano lo que más les gusta es andar retozando por el corral en el jardín».
«Nuestro jardín es lo suficientemente grande como para tener un corral», dice mamá. «Pues
entonces estaría genial tener un par de conejos, ¿no os parece?», pregunta Paula con un brillo
en los ojos. Mamá sonríe y asiente. «Cada uno puede escoger un conejito», dice acto seguido.
A Paula el que más le gusta es uno blanco, y Carlitos se decide por uno color pardo con man-
chas blancas.
Entonces necesitarán, como es natural, un montón de cosas para que los conejitos se sientan
como en casa: una jaula, comederos y bebederos, una casita para dormir, pienso y hierba, arena
y algo para jugar y roer. Paula y Carlitos están contentísimos.
«¡Bien, por fin tenemos una
mascota en casa! ¿Pero qué digo? ¡Son dos!».